¿Qué dice en la encíclica “Fratelli Tutti” del Papa Francisco?

El día de ayer, publicó L’obsservatore romano la carta Fratelli Tutti (Hermanos todos) que tiene como subtítulo “Lettera encíclica del Santo Padre Francesco sulla frateernità e l’amicizia sociale” (Carta encíclica del Santo Padre Francisco sobre la fraternidad y amistad social) que resulta más que un documento religioso, un texto político.

Cabe resaltar que la existencia del estado vaticano también opera entre las diatribas de las naciones, incluso se puede señalar la interacción del papa en la ONU hace una semana, según informó Vatican News donde el texto del Papa hizo énfasis sobre la crisis mundial: De una crisis no se sale igual: salimos mejores o peores. Definitivamente toca un tema delicado.

Fratelli tutti es palabra mayor. Junto con Laudato sí reúne la enseñanza más relevante de Francisco. Podría decirse que es una especie de testamento de su pensamiento social, debido a que en ella están bien explícitas sus más valiosas ideas sobre los grandes temas sociales.

La encíclica desarrolla de un modo más completo la llamada “cultura del encuentro”, proponiendo una arquitectura y una artesanía de la paz social, ante “los movimientos digitales de odio y destrucción” donde “el respeto al otro se hace pedazos”.
Y vuelve a decir en esta encíclica que “ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo”. Por ello consigue afirmar algo tan claro como esto: “No existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo”.

También, dedica un capítulo a la sana política, debido a que comprende que el desarrollo de un mundo mejor necesita una política adecuada y no será posible sin esta. Considera inaceptable que se piense en reemplazar la política por una suerte de conducción empresaria, como si en las empresas no hubiera también corrupción y negociados espurios.

En otro orden de ideas, su pensamiento es el del humanismo cristiano. Por ello sostiene que “todo esto podría estar colgado de alfileres, si perdemos la capacidad de advertir la necesidad de un cambio en los corazones humanos, en los hábitos y en los estilos de vida”. Mensajes que operan en términos políticos y religiosos como este suelen tener una redundancia en los medios locales de los países latinoamericanos.

En este caso, el Papa Francisco no sólo criticó las posiciones neoliberales ni el capitalismo como recurso agotado, lo que el Papa invita es a terminar con la ambición individualista que prolifera entre las clases gobernantes del mundo, así como los grandes consorcios. En el capítulo “Globalizzazione e progresso senza una rotta comune” apela a la unión mundial y se rehúsa a la comunidad rota frente a este problema global.

No conforme con esta aseveración también señala a la pandemia como “una tragedia globale” que separa a las naciones, pero que las une un solo propósito.

El texto de L’obsservatore romano busca la concordia y no la separación entre naciones, credos e ideologías.

Back to top button