Tsunami de basura electrónica amenaza con cubrir la tierra – ONU

En el 2019 se produjo 53,6 millones de toneladas de electrónicos, representando un incremento del 20% del promedio que se tenía desde hace 5 años.

Como ya les habíamos contado con anterioridad, los mayores productores de e-waste del mundo, son los países con mayor población en el mundo: China generó en 2019 10.1 millones de toneladas, Estados Unidos, 6.9 millones de toneladas e India 3.2 millones de toneladas. Y se espera que este año el incremento sea aún mayor, pues el confinamiento por la pandemia incrementó el consumo de accesorios electrónicos, electrodomésticos, tabletas, computadoras y celulares.

De toda esta basura, únicamente la quinta parte es reciclada, pues por sus componentes es muy difícil reciclar. Así que todo este desperdicio termina varado cerca de ríos, lagunas y llanos que, de tener un cuerpo acuoso cerca, al derramarse su contenido, envenenan no solo el agua, también la tierra con plomo, cadmio y mercurio.

Una placa de circuito común, de un móvil o una laptop, contiene aproximadamente 16 metales distintos. La mayoría de los sectores informales probablemente podrán recuperar un par de ellos, pero el resto va a relleno sanitario. Y los químicos peligrosos que se utilizan para extraer estos metales, como el mercurio, se filtran en el suelo, que queda arruinado, nada crece alrededor de la basura electrónica, ni siquiera el pasto. explico Ashley Delaney fundadora de TenPlus, compañía que recolecta basura electrónica.

Esta basura va de elementos electrónicos de computo, también implica hasta un enchufe. En total representa el 2% de los desechos sólidos que generamos los humanos, pero aporta el 70% de residuos peligrosos que puede tener cualquier relleno sanitario. Es decir, su potencial de dañar a la salud es inmensa.

Los países ricos exportan este tipo de desprecios a los países pobres como India, China, Vietnam, Senegal, Ghana, Nigeria, Costa de Marfil, Egipto, Brasil y México. Lo cual es irónico, pues somos de los países más pobres donde tenemos una gran fortuna.

Cada uno de los aparatos de últimas generaciones, contiene una pequeña cantidad de metales preciosos pero agotables. En 10 años las fuentes de indio estarán agotadas, las de platino en 15 años y plata en 20 años.

Hoy en día el problema que debemos resolver y encontrar la forma de mitigar lo más pronto posible para que las futuras generaciones se preocupen en mejorar técnicas y procesos, es nuestra relación con la tecnología. Esto, pues de seguir así la tendencia, se calcula que para el 2050 el promedio anual de desperdicios sea de 120 millones de toneladas. Los metales preciosos son tratados por una pequeña y marginada parte de las poblaciones de forma ilegal, lo cual no les garantiza una paga justa ni condiciones sociales y de salud por ley, es necesario regularlas.

En este año se cumplen 5 años de que países firmaron el Acuerdo de París, que busca la reducción del calentamiento global. Estamos muy lejos de cumplir con estos acuerdos, pues la meta era que el incremento de la temperatura se mantenga año con año por debajo de los dos grados, bajarla hasta 1.5 ° y mantenerla. El 2019 registró un incremento del 1,8 grados.

La solución es: no dejar de lado la información que se genera en materia ambiental, pese a que a diario o cada semana aparecen encabezados y titulares alarmantes de nuestra condición ambiental. Pareciera que ya nada nos asusta ni nos mueve.

Es real, es un hecho que están llegando catástrofes y enfermedades por la mala relación entre hombre y naturaleza. Pero podemos hacer mucho con tan poco, exigir a los gobernantes e instituciones que respeten su firma en los tratados que se firmen de la materia, pero especialmente en las acciones que a diario realizamos empezando con una cultura de reciclaje y de conciencia real al consumir productos.

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