La supuesta expansión imperialista de China justifica la intervención de Estados Unidos

Al menos en 18 países se ha visto la influencia de Beijing, vecinos que ven en la expansión de China y que temen que recupere los territorios de Hong Kong, Indonesia y Filipinas, donde, hasta antes del proceso de conquista inglés, esos territorios poseían una clara influencia china. Son sus vecinos de tierra o de mar que ven cómo el tren imperialista del gigante comercial intenta recuperar su influencia en sus más o menos estables economías.

Xi Jinping ha recibido una serie de crítica debido al coronavirus: el mundo entero volteó a Wuhan. Esta ha sido un contraste ante la influencia que han tenido en internet: un ejemplo digital, China se ha vuelto en los últimos años referencia de búsqueda tanto en el buscado de Google como en otros portales secundarios. Ahora la imagen se ha volcado del lado negativo, las búsquedas son producto de la suspicacia que levantó la información del origen de la pandemia.

Para la prensa de América, el régimen no sólo cosechó el interés internacional por su falta de controles sanitarios y la represión a médicos que intentaron alertar a la población. También por su desmedido desprecio a los derechos humanos y a las instituciones. Ocurrió en el momento en que el Partido Comunista Chino (PCC) resolvió un coup contra la ya machucada democracia de Hong Kong y cuando los abusos contra las minorías musulmanas en Xinjiang salieron a la luz y fueron reprobadas por una perezosa comunidad internacional.

Las incursiones del Ejército Popular de Liberación (EPL) en el Mar Meridional son una muestra del proceso expansionista de Xi Jinping, acelerado en la primera mitad de 2020, aprovechando la distracción que generó la pandemia por COVID-19 en la mayoría de los gobiernos.

Comparable a la operación que se produjo un día después de que China disparara misiles balísticos al mar como parte de los ejercicios de fuego real en curso, lo que aumentó las tensiones ya altas no sólo entre Washington y Beijing, sino además con países que también tienen reclamos soberanos sobre las aguas que Xi Jinping se adjudica como propias: Vietnam, Malasia, Brunei, Taiwán, Filipinas e Indonesia que antes de la llegada del imperialismo inglés pertenecían al imperio Chino.

Los Estados Unidos realizan regularmente “operaciones de libertad de navegación” en el área para desafiar los reclamos territoriales chinos como parte de su papel de policía político de los países que considera amenaza para su hegemonía.

Los estados más próximos están nerviosos ante la cada vez más notoria presencia militar. China ocupa bancos de arena y arrecifes, construye a velocidad de la luz bases y reclama soberanía sobre las aguas que la rodean. Una estrategia original que en el futuro le permitiría alimentar la voracidad que mantiene en los recursos marítimos.

Desde abril que los movimientos de buques de guerra y cazas se hicieron cada vez más evidentes. Un año atrás nadie era imperceptible. A tal nivel quedaron al descubierto estos ejercicios que en días pasados un satélite privado detectó la presencia de un submarino nuclear Type 093 ingresando en una estación subterránea secreta en la Base Naval Yulin de la isla de Hainan. Llamó la atención que la embarcación realizara las maniobras que permitieron divisarla un día sin nubes, al alcance de las curiosas cámaras espaciales.

Los reclamos y ejercicios navales chinos en ese mar son tantos que molestan a Vietman, Taiwán, Indonesia, Filipinas, Brunei y Malasia. Diálogos por debajo del radar se aceleran. Mucho más luego de que el régimen probara el último miércoles misiles de largo alcance. Un acto amenazante que puso en riesgo la influencia de Estados Unidos en la región.

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