Recordando al cura Hidalgo a 208 años de su fusilamiento
El cura Hidalgo, también conocido como el padre de la independencia, es uno de los personajes históricos de quien gritamos más fuerte un “viva” al oírlo mencionar, dejó sus ideales que deben permanecen como herencia para los mexicanos.
Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla y Gallaga Modarte Villaseñor, un hombre culto y de letras, apegado a la iglesia por herencia paterna, su padre el español Cristóbal Hidalgo y Cotilla, el segundo de cinco hermanos de los cuales dos también fueron sacerdotes; la madre de Hidalgo, la michoacana Ana María Gallaga le dieron al cura el acomodo perpetuo en las castas de criollo, por lo cual no podía aspirar a un puesto de mando o de participación gubernamental de alto cargo.
Esto no le impidió ser hablante de más de 7 idiomas incluidos el purépecha, otomí y náhuatl, estudió filosofía y teología en el colegio de San Nicolás de Obispo, sus compañeros le apodaron El zorro por su sagacidad mental y su alto conocimiento de los temas, ávido lector y de intensa vida académica. En 1770 obtuvo el grado de Bachiller en artes por la Real y Pontificia Universidad de México, fue tesorero y rector del mismo Colegio de San Nicolás, renunció en 1792 y se fue a Colima para relajarse de su antiguo cargo como cura interino.
Al tener ideas poco conservadoras para su época, ya que impulsaba el estudio, leía libros prohibidos, tocaba el violín y realizaba reuniones y festejos, fue acusado de herejía en el Santo Oficio lo cual hizo que abandonara el curato de Colima y regresara a su natal Guanajuato para atender a los feligreses de Dolores. Al igual que en Colima, su prioridad no fue la espiritualidad católica de la comunidad, se dedicó a propagar el cultivo de moreras para la crianza de gusanos de seda, crear una fábrica de loza y ladrillo, construir un sistema de riego en la región e impulsar el teatro, artes y escritura, inclusive quería formar una orquesta.
Como es bien sabido en 1810 dio un giro su vida, ya que al descubrirse la segunda conspiración de la rebelión de independencia en la casa de la corregidora Josefa Ortiz de Domínguez en Querétaro, el cura apresuro el llamado al levantamiento en armas de los pobladores. Versiones no oficiales dicen que la invitación de Allende hacia Hidalgo para unirse al movimiento fue de las últimas participaciones, ya que se necesitaba una figura que empatizara con el pueblo, por ello es que su participación fue escasa al no tener como tal un ejército ni formación militar.
Un año después fue traicionado por Ignacio Elizondo el 21 de mayo de 1811 en Monclova, después trasladado a Chihuahua, fue juzgado en un doble proceso: el civil y eclesiástico, donde fue expulsado del sacerdocio y condenado a muerte. Hasta el 30 de julio es que fue fusilado alrededor de las 7 horas, con crucifijo y un librito en mano, es que los soldados dispararon atravesándole el vientre, fueron descargadas en él dos cargas más de disparos errados de manos temblorosas ante la presencia del lastimero cura, hasta que el comandante ordenó a dos soldados que pusieran la boca del rifle directo en el corazón de Hidalgo, es como terminó su agonía.
Su cabeza fue cortada y expuesta dentro de una jaula por 11 años en una de las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas de Guanajuato, como advertencia para futuros levantamientos, su cuerpo fue enterrado en la capilla de San Antonio del convento de San Francisco. En Chihuahua, Puebla, Guanajuato y varios puntos en el país, se realizan hoy homenajes honrando sus actos para bien de nuestra nación. El cura Hidalgo de la ciudad de México, hoy nos dice: