¡Basta! La voz de deportistas a la inclusión de transexuales

La organización Save Women’s Sports (SWS) ha preservado el criterio genético en el deporte para mujeres, pues declaran que es un riesgo para las deportistas.

Esta organización envió al Comité Olímpico Internacional una petición para suspender las normas adoptadas en 2015 que les da acceso a hombres que han adoptado una vida femenina (transexuales) a competir en los certámenes femeninos.

El argumento: «Reducir simplemente los niveles de testosterona durante un año no anula la ventaja masculina sobre las atletas femeninas». A esta petición se suman atletas de más de 30 países.

Esta decisión parece “irresponsable, negligente y peligrosa”, pues el organismo deportivo abandonó su interés de proteger la integridad de las mujeres por una política fuera de lugar. “Autorizar a transexuales competir contra nosotras es una rampante discriminación por sexo”, indica Linda Blade, fundadora de SWS.

El Karolinska Institute hizo un estudio durante un año al administrar las hormonas correspondientes a quienes las pedían: 11 mujeres trans (genéticamente hombres) y 12 hombres trans (genéticamente mujeres), demostrando que el primer grupo mantuvo casi en su totalidad la ventaja muscular sobre las mujeres biológicas.

Para los investigadores suecos estos resultados son “relevantes cuando se valore la admisión de las mujeres trans a competir en la categoría femenina”, incluso sugirieron considerarlo como trampa, de más alta categoría y efectividad que el doping.

Una apelación por parte del COI es que a las mujeres trans se les permite entrar siempre y cuando no rebasen los 10 nanomoles por litro de testosterona.

“Esto no es ninguna fobia ni discriminación, -dice Linda- “Pero aceptar hombres que quieren ser mujeres es injusto, ilógico y carente de ética”. El COI explica vagamente al respecto que según el acuerdo de Estocolmo en 2003 sobre la reasignación de sexo en el deporte: “Hay un creciente reconocimiento de la importancia de la autonomía de la identidad de género en la sociedad, como lo reflejan muchas leyes en varias partes del mundo”.

Muchos están de acuerdo que este arrebato del Comité no es característico de él y que obedeció a una agenda codificada en Europa más que a principios científicos y biológicos.

Linda ahonda: «Si consideramos que se tomó 84 años (de 1900 a 1984) para “permitir” que las mujeres corrieran el maratón, uno pensaría que sus miembros se tomarían al menos unos pocos años para determinar si las atletas podían ser colocadas en posición de desventaja o en peligro, al autorizar a hombres que se declaran mujeres a participar en competencias femeninas».

Otra apelación a esta norma es que la rama varonil debe ser la que tenga “categoría abierta”, no la femenil. Las atletas “tienen miedo a hablar y que el COI las sancione, también temen ser obligadas a competir contra cuerpos masculinos”, señala Linda. Ella ha preparado atletas femeninas desde base hasta niveles de élite durante más de 30 años.

Este problema se ve desde las grandes ligas hasta equipos adolescentes. La extenista Martina Navratilova, las corredoras Dame Kelly Holmes y Paula Radcliffe, además de la nadadora Sharron Davies, por mencionar ejemplos, son las voces de indignación de no sólo haber perdido contra un trans, sino haberse sentido “humilladas”.

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