Los alumnos pasaron de año, pero ¿aprendieron?

Las clases virtuales presentaron grandes desafíos y aunque permitieron continuar con el curso lectivo alumnos cuestionan su eficacia.
Este ejercicio educativo emergente, derivado de la pandemia, parece haber cumplido con el objetivo, pero no tuvo calidad.
Hubo clases virtuales, hubo trabajos, hubo ejercicios, hubo repasos, hubo material, videos, exámenes, estrategias de enseñanza a distancia. Parece que cumplimos, pero ¿las calificaciones realmente reflejan el conocimiento de los niños?
Ian Alexandro, estudiante que pasa a primero de secundaria dice con tristeza: “Pues sí, terminé sexto, pero no aprendí nada”. También recalca: “Voy a entrar a secundaria bien burro” (sic).
Ian asegura que las clases que le impartieron en línea no sirvieron. «No es lo mismo lo que nos enseñan los Maestros que como me pudo enseñar mi mamá. No sé por qué o cómo pasé», dijo. Además, enfatiza que siente miedo por no saber muchos temas necesarios. “Por ejemplo inglés” ,dice, “usamos el traductor de internet, mi mamá no sabe”.
Ian espera que sus profesores en la secundaria sean conscientes de lo que le falta. También cuenta que sus hermanas le platican la dinámica en la secundaria y expresa que se siente con miedo.
Muchos padres han optado por enviar a sus hijos con profesores particulares para que les regularicen. Esto no sólo en niños como Ian, sino de todos los grados de educación básica.
La obligación por presentar avances obligó al Gobierno Federal para soslayar la comodidad, productividad y eficiencia de la escuela. Por ello relegar el trabajo de profesionales en la educación a los padres fue un error garrafal que se notará en las evaluaciones en los dos años siguientes.