Mi mascara te protege, tu mascara te protege

Al inicio del brote de coronavirus, la OMS no estaba segura de la efectividad del uso de la mascarilla. Al día de hoy: el uso de cubrebocas puede prevenir una segunda ola de COVID-19.

La universidad de Cambridge, al igual que otros centros de investigación, han seguido trabajando para la preservación de la salud de la población mundial. Esto, ya que al día de hoy hay 7,5 millones de contagiados, más de 400 mil muertes y aún no contamos con una vacuna.

La investigación afirma que el uso de cubrebocas, del material que sea, sirve para su combate. Lo anterior, ya que el virus se transmite de las gotas en el aire que exhala la gente infectada y los asintomáticos, especialmente al hablar, toser, estornudar y escupir, entra en contacto con otros seres vivos que pueden portar el virus o humanos que pueden contagiarse.

Se analizaron distintos escenarios matemáticos con el uso de cubrebocas de manera generalizada por la mayoría de la población y las curvas se aplanan dramáticamente agregando el factor mascarilla. Hasta las máscaras caseras hechas con tela tienen un grado de eficiencia del 50% al capturar las gotas en el aire, a nivel población es una reducción bastante considerable de propagación, es un método barato y efectivo.

La forma en que la efectividad de los cubrebocas caseros ayude a una reiniciación de la vida diaria es concientizando a la mayoría de la población sobre el uso de las mismas o unas con tecnología más avanzada como las N95 combinadas con las otras medidas establecidas: distancia entre personas de mínimo 1 metro, lavado constante de manos, evitarse tocar la cara, mascarilla o careta con las manos, toser en el ángulo interno del brazo y, principalmente a los caballeros, evitar escupir en vías de tránsito de común.

En lugares donde el distanciamiento es difícil como en el transporte público, tiendas o ambientes concurridos, las autoridades deben fomentar el uso del cubrebocas en todo momento, afirma la doctora Lisa Maragakis de la Universidad Johns Hopkins de los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades en Estados Unidos. En resumen, los expertos de Cambridge envían al mundo un mensaje que debe difundirse a toda la población: mi máscara te protege, tu máscara me protege.

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