La segunda reserva de jaguar en el mundo es amenazada por el tren Maya

El presidente Andrés Manuel López ya dio el banderazo para el tramo 2 del tren Maya, descuidando las implicaciones dañinas ambientales.

Desde que inició el proyecto del Tren Maya, ambientalistas, científicos y asociaciones ecologistas han pedido al presidente y sus colaboradores en temas ecológicos que detenga la construcción del tren, a lo cual ha hecho caso omiso o ha justificado el avance con medidas muy ligeras y sin que realmente protejan a las especies. México, en la península de Yucatán, cuenta con la segunda reserva de población del jaguar en el planeta después del Amazonas.

En la nota sobre la sexta extinción masiva de animales, hablamos de las poblaciones zoombies (especies muertas en vida), pues el jaguar es una de ellas. El último censo de ejemplares de esta especie contabilizó 4,800 jaguares. Son asediados por cazadores ilegales, incendios forestales, tramos carreteros que fueron construidos sin un estudio de viabilidad ecológica y, por ellos, hay tránsito de estos animales que terminan siendo embestidos por automovilistas. Sumémosle a todo esto la construcción del tren.

Se dijo que el tramo ferroviario que pasará por la Reserva de la Biósfera de Calakmul y la Reserva de Sian Ka’an son 520 kilómetros de ruta, utilizará el tramo ferroviario que ya existe y cruza por Campeche y Yucatán, más la construcción de 750 kilómetros para atravesar Quintana Roo, se contempla la construcción de pasos elevados por donde pasará el tren para no molestar al jaguar. Aseguran expertos no serviría de nada.

El jaguar necesita entre 30 y 50 kilómetros de rango hogareño para reproducirse y cuidar de sus crías. Además, la división artificial del tren interrumpiría los corredores biológicos del felino, el paso constante del tren le provocaría miedo y desconfianza y no se atrevería a arriesgarse a pasar por debajo de los pasos elevados, señaló Gerardo Ceballos, presidente de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar. También explicó que el jaguar funge como especie paraguas, ya que cubre a otras especies que se encuentran debajo de ella que también están en peligro de extinción.

El impacto ambiental que el tren tendrá no solo queda allí, ya que por lógica y mala costumbre de rapiña humana- progreso le llamamos-, cada que se crea un medio de transporte, consigo trae un asentamiento humano en sus alrededores. El cuidado de estos tramos ferroviarios traerá consigo centrales y bases de mantenimiento, cómo asegurar que los límites y vallas para que los animales no se expongan al peligro de la cercanía del tren o hasta del humano, estarán por siempre en buen estado.

Y por supuesto, el siempre redituable sector turístico exponencialmente irá en aumento, invadiendo cada vez más el territorio del jaguar, perjudicando gravemente sus ciclos reproductivos de caza y su propia existencia. Pese a los esfuerzos de la comunidad ecologista, ambiental nacional y mundial para hacer una conciencia real de los daños que causara este proyecto, el tren Maya sigue su curso.

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