El botín político: la gestión de la crisis de salud en México

El 28 de febrero de 2020 las autoridades mexicanas de salud reportaron en México el primer caso de coronavirus COVID-19, en el momento en el que Estados Unidos llevaba un mes con la crisis de salud. Indudablemente se puede apreciar que es una cuestión temporal la que pudo resolver el problema del combate al virus SARS-CoV–2. También lo fue una especial atención directa y eficaz, haciendo acopio de dos aspectos fundamentales: en primer término, la contabilización y reunión de los elementos materiales con los cuales se contaban para mitigar la crisis; en segundo, la toma de decisiones con los escasos recursos con los cuales se enfrentaba la crisis a partir de una economía de los mismos para la resolución de la problemática. Semejantes aspectos fundamentales conciernen exclusivamente a la Secretaría de Salud y al Gobierno Federal qué discretamente, como es el caso de otros países, podrían haber tomado decisiones sin hacer uso de la transparencia y comunicar resultados de la crisis más que números. En este país resultó todo lo contrario, el nivel de transparencia y de reacción ante la pandemia pueden develar qué tan significante fueron los momentos de crisis y la respectiva toma de decisiones a partir de la proyección del primer caso.

La crisis ha superado a todos los países del mundo. No podemos establecer un punto de comparación con la manera en que han asimilado, cada uno de ellos, el problema de los contagios y la respuesta que han asumido como tal. El caso de México es una circunstancia particular, el día de ayer hemos superado los 10,000 fallecimientos y ascendimos a 93 mil casos efectivos de coronavirus en nuestro país. Las cifras que faltan es la de los casos activos (16, 962). Resulta interesante, ya que en esta cifra se haya toda la efectividad de la toma de decisiones que se ha llevado a cabo en nuestro país. A pesar de la crisis, esto no se ha tomado a la ligera y ni siquiera se ha dejado en manos de los políticos que sólo defienden causas ideológicas, gracias a una correcta manera de delegar responsabilidades de los doctores Jorge Alcocer y Hugo López-Gatell. Han hecho un despliegue efectivo y económico de los recursos habidos dentro de nuestro territorio y han podido contrarrestar el avance de los contagios. El logro es ese número, los casos activos hasta el momento con una población cercana a los 126 millones de habitantes y con recursos limitados, puesto que es claro que el sistema de salud siempre ha sido precario en nuestro país a partir de los años 80s. No es exclusivamente culpa del neoliberalismo, esa brecha ya existía, la burocratización del sistema de salud el vacío en el tema de la humanidad y la formulación de una operación de recursos materiales versus pacientes llevo al sistema de salud a colapsarse de manera desmedida y especialmente en las metrópolis, al menos en las tres grandes ciudades que distinguen al país ante el mundo, Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Esta pauperización a través de los años de los recursos económicos nos llevó a pensar que el sistema de salud nunca cambiaría y la atención de los pacientes estaba condenada a ser igual en el devenir de los años. No obstante, el gobierno Federal, atendiendo esa burocratización y el vacío de una institución pública como es el sector salud en todas sus versiones Seguro Social, insavi e ISSSTE, han traído como consecuencia en la población el desencanto y el descreimiento de las instituciones de este sector.

¿Por qué son importantes los números de los enfermos activos? 

Para medir a través del sistema de salud el control y el crecimiento del virus, se hacen reportes día a día que suben a una plataforma y base de datos que clasifican este punto importante: casos activos. Con cerca de 16 mil casos activos, por encima de los casi 100 mil contagios que se contabilizan hasta nuestros días, se puede afirmar que esta diferenciación obedece uno, a la efectividad de la información en la emisión por parte de los hospitales y dos, en el nivel de acción que la gente ha tenido ante la cuarentena. Hay un grado de responsabilidad en la sociedad civil, también en el efecto de los últimos días y el repunte de los brotes, especialmente en la ciudad de México y el Estado de México, ya que la epidemia aumentó en sus números, producto de las conductas de los mexicanos con respecto a la celebración del 10 de mayo y del 30 de abril. De forma un tanto ridícula y exagerada, la población no evitó el contacto con sus seres queridos y dio pie al incremento del riesgo de contagio y, aunado a la movilidad de los casos activos, dio un fruto oscuro en el número de casos. Al parecer, este pequeño acto de rebelión está llevando a la población a enfrentar las restricciones del semáforo en riesgo, emitidas también por el sector salud. Nadie ha hecho un balance entre la toma de decisiones pertinentes del Gobierno Federal y las acciones de la ciudadanía. La confianza que ha tenido el gobierno sobre el pueblo a veces resulta insoportable para ciertos grupos de la oposición. Pero es notable, ya que no se ha declarado un estado de sitio y se han permitido las garantías individuales como la libertad de tránsito y la movilidad entre los ciudadanos. Como mexicanos acostumbrados a esta libertad, no notamos el cambio y creemos que el gobierno federal no nos está haciendo ningún favor al permitir la libertad de tránsito. Sin embargo, es todo lo contrario. La libertad de tránsito que existe y la no presión por parte de la fuerza pública hacia la ciudadanía es un pacto no escrito como un contrato social. Así, marchas como las del domingo pasado, que hicieron una calca de un movimiento de ultraderecha español (Vox) como lo informamos en LeMexico, tienen la posibilidad de manifestarse y denostar al gobierno en turno. Lamentablemente, esta clase de movimientos sólo sirven para lograr un botín político con la discrepancia. No trabajan por causas, no se vinculan con la gente, utilizan el oportunismo y el sentimiento de la gente. No hay interés por las personas, hay una intención en su lugar de encabezar la disidencia. El país se vuelve un botín de votos. Ya se acerca el 2021 y para debilitar al partido en el gobierno, hay que denostar su punto más fuerte, que es el doctor López-Gatell. La certeza de resultados y la economía de recursos fueron en sí los secretos del sector salud para resolver la crisis que en otros países no ha tenido resultados efectivos: el caso de Brasil y de Estados Unidos son muy claros.

Dolorosamente para la oposición (PAN, PRI, Movimiento Ciudadano, entre otros) los logros de López Obrador han dejado atrás la preponderancia de sus partidos. La gestión de la crisis ha sido correcta y el temor que se extiende es la supervivencia de la oposición en número de votos. Seguirá el golpeteo político entre los partidos. A mí como a otros ciudadanos, nos interesa más que nuestro país salga delante de la crisis y si logra salir rápido de ella, tendrá mayor libertad de acción debido que Estados Unidos está ocupado con la crisis económica, la crisis de salud y sus problemas políticos que se avecinan con los rumores de pedofilia entre el círculo cercano al presidente Trump.

Es un momento histórico para aprovechar nuestra capacidad de recuperación y nuestra reacción ante la crisis. Podemos anticipar en mucho a Estados Unidos.

No agradezco, sino al destino, tener a estos especialistas de nuestro lado a pesar de encontrarse dentro de un gobierno de izquierda.

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