Abarquen mucho, aprieten poco: SEP pide a las escuelas particulares ser flexibles con los padres

En medio de la contingencia y lo que representa para la economía del pueblo mexicano, parecía haber sido subsanado el problema de la educación en México, implementando la estrategia: Aprende en casa, un ”novedoso” y completo sistema de educación emergente para que nadie pierda sus aprendizajes esperados. Aunado a las plataformas tecnológicas quedemos bien ante la OCDE, apaguemos la luz y nos vamos a casa: México ya hizo su trabajo de preocuparse por la educación.

El asunto se puso tenso cuando en diversas entidades del país los profesores notaron una disminución de la participación de sus alumnos en las plataformas debido a un gran número de alumnos que no cuentan con internet, casa o un dispositivo para poder entrar a sus clases y no dejar tan mal al país en el ranking de la OCDE.

La tensión no acaba allí. En las escuelas particulares, sí, colegios y escuelas particulares, los papás están agotando todos los recursos para postergar y anular el pago de colegiaturas y demás, deberes económicos adquiridos en los contratos con las escuelas. Esto por falta de empleo, ingresos o simplemente, un modelaje poco honesto para poder cumplir sus obligaciones con sus hijos, dejando a las escuelas sin recursos para poder extender los cheques de los profesores.

La SEP se postuló al respecto: “Para superar la presente situación de emergencia sanitaria, derivada del COVID-19 y sus repercusiones económicas, los colegios particulares deben ser flexibles; las escuelas deben cubrir los sueldos de las y los maestros, y considerar las necesidades de madres y padres de familia que han perdido ingresos o el mismo empleo”.

Sin embargo, al calor de la discusión también se quita y lava las manos diciendo que “La dependencia no tiene atribuciones respecto al pago de colegiaturas, por lo que es pertinente el diálogo y el acuerdo entre las escuelas particulares, incorporadas o con reconocimiento de validez oficial de estudios, y los usuarios de esos servicios educativos” precisando que, la Profeco, quien ya había conminado a los padres de familia de esta situación, era la instancia de mediación y litigio.

Su recomendación es casi unilateral: no exime ni libera a las partes de sus obligaciones. Por lo que pide a los papás pagar aunque no tengan dinero y a las instituciones pagarles a sus profesores que están trabajando aunque tampoco tengan dinero. Lo que pretende mostrar la SEP es que tenemos todo en las manos, aunque nada esté seguro. Hay un excelente plan, pero como casi siempre pasa, una mala ejecución.

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