“Parece miope sugerir que los efectos económicos no importan”, Christopher Landau

Los trabajadores mexicanos caen como moscas enfermos y muertos en las plantas de empresas internacionales, sube el pico de contagios y se expone el colapso del sistema de salud, pero Estados Unidos sigue presionando al país para mantener abiertas las plantas de su propiedad, incluso después de que los brotes de coronavirus afectaran sus instalaciones.

La actual administración estadounidense, junto con sus principales fabricantes ha ejercido presión con éxito en el gobierno mexicano para mantener en funcionamiento las fábricas que abastecen a Estados Unidos.

El grupo mediador para grandes empresas estadounidenses presionó a México para reabrir plantas al sur de la frontera y así colocar por encima de las medidas de salud pública mexicanas los intereses estadounidenses. En un sentido amenazador, el embajador de Estados Unidos, Christopher Landau, dijo que si México no respondía a las necesidades estadounidenses, perdería los empleos que proporcionan estas fábricas y agregó en su cuenta de Twitter: “No tienes trabajadores si cierras todas las empresas y se mudan a otro lado (…) Por supuesto, la salud es lo primero, pero para mí parece miope sugerir que los efectos económicos no importan”. Aunque las medidas del gobierno mexicano han trascendido a lo legal, esta disputa destaca en la mutua dependencia económica de los dos países enfatizando la muy desigual relación comercial.

Desde la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, hace más de 25 años, México es un noble atractivo inversionista y una meca manufacturera de empresas que producen todo, desde piezas de avión hasta televisores. Estados Unidos pide a México permitir exenciones para los trabajadores cuyos servicios no son esenciales, obviamente para Estados Unidos, no para México.

“Todas las compañías que se niegan a suspender el trabajo tendrán un certificado de inspección redactado (…) La autoridad de salud llevará a cabo el cierre y el ministerio público los investigará por posibles delitos de salud pública que podrían poner en peligro la vida” dijo el Subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell como respuesta a esto. Aunado a la falta de medidas de seguridad de las fábricas, la falta de pruebas hace imposible contar el daño que estas manufactureras extranjeras le hacen al país, simplemente en entrevistas los casos se cuentan casi en cien, según los propios empleados que aseguran que el virus ya está presente en su planta laboral.

Hay hasta ahora 13 muertes en el fabricante de asientos de automóvil Lear Corporation, al menos tres en la compañía de componentes eléctricos Schneider Electric, “Me preocupa enfermar a mis padres (…) Mi madre me dice que me cuide, pero también que conserve mi trabajo (…) Sin un trabajo, no puedo comer”, dijo Jair García, un asistente de ingeniero de 25 años en Parker Hannifin, una empresa de piezas para motores de automóviles en Tijuana.

Hisense, una empresa china que exporta televisores a los Estados Unidos desde una fábrica en Rosarito puso barreras plásticas entre los trabajadores, repartió máscaras faciales y contrató autobuses adicionales para transportar a las personas a la fábrica para que pudieran mantenerse a una distancia segura entre sí, pues su compañía es importante para mantener informada a la gente, dijo Marco Esponda, ejecutivo de Hisense.

Collins Aerospace se complació en mantener a sus trabajadores trabajando con la premisa que ellos fabrican piezas usadas para aviones que se usan para transportar suministros; Johnson Controls dijo que las rejillas que hace para controlar el flujo de aire se usan en hospitales; Newell, propietario de Sharpie y Papermate dijo que su empresa no pararía porque los médicos llenan los formularios con su marca y una portavoz de Newell dijo en un comunicado que algunos de los productos de la compañía se envían a hospitales y que sólo tenían un suministro para 30 días; Carlos Lara, un trabajador de Newell, sugirió que no había escasez de bolígrafos,”Creo que en stock tenemos suficiente listo para entregar durante los próximos tres o cuatro meses”.

Cooper Lighting, una compañía de Ohio puso cadenas en sus puertas para evitar que los trabajadores se vayan, dijo el Secretario de Trabajo del Estado, Sergio Moctezuma Martínez López, en Baja California. También, dijo que Safran, el fabricante francés de motores de avión, argumentó que su trabajo se consideraba indispensable en otros países. En Honeywell, un proveedor de Boeing, los trabajadores han estado pidiendo ser relevados de sus funciones durante semanas y no los atienden. Un portavoz de Honeywell, Scott Sayres, dijo: “Honeywell siempre cumple con las directivas del gobierno y se compromete a cooperar con las autoridades locales y federales” y aseguró que la compañía “había recibido excelentes comentarios del gobierno sobre nuestras medidas sanitarias vigentes”.

Michael Kozak, Secretario Asistente Interino del Departamento de Estado, dijo en una reunión informativa con los periodistas que su agencia “ha estado trabajando muy de cerca con México, abogando por las empresas estadounidenses” obviamente, para evitar interrupciones en la cadena de suministro.

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