México entra en la recesión más profunda desde hace 11 años

El éxito es directamente proporcional a la capacidad de riesgo que uno tiene.”
José Carol

Los datos son sencillos de escribir pero difíciles de afrontar en la vida cotidiana. Dar a conocer que nuestro país redujo su actividad económica 1.6% en este primer trimestre puede resultar fácil de leer, pero imaginar el desempleo, pobreza y violencia que tendrá como consecuencia ese porcentaje será más complicado de vivir. Con esta nueva cifra se tienen ya cinco trimestres consecutivos en donde el PIB presenta cifras negativas, dándonos a entender que desde principios del 2019 estábamos enfrentando una recesión económica.

En otras circunstancias, el 1.6% en la reducción de algo no debería de representar un gran problema, sin embargo, cuando se habla del Producto Interno Bruto de una economía, las dimensiones se modifican y la baja representa un verdadero desastre macroeconómico como microeconómico para el país.

Este porcentaje que vino a representar la caída en el producto es la más severa que ha vivido nuestro país desde hace 11 años. Asumiendo esto, debemos de enfrentar la idea de que, a pesar de ser el más bajo durante este periodo de tiempo, aún se espera que este sea apenas el comienzo de una de las recesiones más graves y severas vistas a nivel mundial, la prolongación y gravedad se verán reflejadas conforme avance el tiempo.

La caída tan grave del producto no era esperada por los expertos, ya que, según datos previos, se veía una baja, pero no de esta magnitud. Lo que sí pueden explicar es que esta reducción descomunal se debió principalmente a que la estructura económica de nuestro país se apoya en una parte considerable por las exportaciones que realizamos y tener la economía paralizada afecta de sobremanera al producto que genere nuestro país.

Las condiciones que también han formulado esta reducción del producto, que hace un año era impensable, es que, por el lado de la demanda, el consumo se detuvo, esto se debió a la detención de la oferta en los productos que la gente desea comprar, provocando que estos decidan ahorrar o gastar en menor medida al no encontrar los productos solicitados. Los planes de inversión que pensaban realizar las empresas también se detuvieron, provocando que los flujos de capital y el empleo vayan también a la baja.

Se debe de tener en cuenta que la caída no fue en todos los sectores, ya que uno de ellos presentó un leve incremento, este sector es el de las actividades agropecuarias que tuvo un alza del 0.5%. Esta noticia representa una buena sensación, pero este bienestar que sentimos se va reduciendo cuando uno se entera que la única actividad que tuvo un incremento sólo representa el 4% de la actividad económica del país.

En cuanto al sector industrial se reportó una caída del 1.4% durante este trimestre, lo que se podría explicarse por la reducción dentro de las exportaciones y lo conveniente al comercio internacional, esta actividad representaría cerca de un tercio del Producto Interno Bruto de nuestro país. En cuanto al sector servicios, que es el más predominante en nuestra economía, tuvo una caída del 1.4% trimestral, este golpe se debe a la baja en el consumo de las familias mexicanas.

Esta recesión apenas empieza y es incierta la profundidad e impacto que tenga en la vida diaria de las personas, ciertamente es difícil creer que vaya a durar poco y los retos en cuanto a política fiscal y monetaria son inconmensurables. Los encargados de tomar las decisiones que podrían cambiar la severidad y duración de esta recesión deben de estar planteado escenarios y respuestas concretas para suavizar los efectos que esta pandemia seguirá produciendo en nuestro país.

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