Destrucción de flora y fauna, causa del Coronavirus: científicos

Ha habido mucha especulación sobre las causas que dieron origen a la reciente pandemia de COVID–19. Entre las más mencionadas y conspirativas en redes y medios de comunicación están dos. La primera es que el gobierno chino creó el virus en un laboratorio por ser una mutación del virus SARS-CoV-2. La segunda que Estados Unidos, en sus laboratorios, también lo creo y lo esparció en Asia y Oriente medio por conflictos petroleros. Los humanos definitivamente juegan un papel decisivo en esta pandemia. La destrucción de hábitats naturales, la disminución de la biodiversidad y la alteración de los ecosistemas hacen que tales virus se propaguen.

Hoy, la ciencia habla y nos indica que el Coronavirus es originario de Wuhan, China, surgido a finales del 2019. Coinciden científicos en que el virus SARS-CoV-2 es producto de una zoonosis, una enfermedad transmitida de animales a humanos: lo más probable es que un murciélago infectara a otro mamífero y este al paciente cero.

Así lo confirma un nuevo estudio exhaustivo realizado por científicos de Australia y Estados Unidos. Desde la década de los 80 del siglo XX, los brotes infecciosos se han cuadruplicado. Un tercio procede de animales, como en el caso del Ébola, el VIH, la peste porcina y la gripe aviar. El SARS-CoV-2 y la enfermedad COVID-19 causada por él demuestran que en este mundo tan globalizado estos brotes se convierten rápidamente en pandemias.

Debido al aumento de población cada año, los humanos continúan penetrando en el hábitat de los animales salvajes, talando bosques para criar ganado o cazar. Como resultado, las personas están cada vez más expuestas a los agentes patógenos que generalmente nunca abandonarían esos lugares. “Nos acercamos cada vez más a los animales salvajes”, dice Yan Xiang, profesor de virología en el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas, “y esto nos pone en contacto con esos virus”.

“Con el aumento de la densidad poblacional humana y el impacto cada vez mayor en los hábitats naturales, no sólo por los seres humanos, sino también por nuestros animales de granja, aumentamos el riesgo de infección”, dice David Hayman de la Universidad de Massey en Nueva Zelanda, quien investiga sobre las enfermedades de transmisión y sus vías de contagio. La destrucción del ecosistema no sólo aumenta la probabilidad de transmisión, sino también afecta a la cifra de virus que hay en la naturaleza y a su comportamiento. Al destruir el hábitat de los animales, buscan adentrarse más a las selvas o bosques para estar en su entorno, el espacio que es desocupado lo llenan animales como ratas e insectos que también son focos de propagación.

Aunado a todo esto, está la cacería y comercio de especies exóticas en los llamados mercados mojados o al aire libre, donde se venden animales vivos o recién sacrificados para su consumo, esto es también fuente de infecciones. Elizabeth Maruma Mrema, Secretaría para la Convención de la Biodiversidad de las Naciones Unidas, va más allá y exige una prohibición mundial de mercados de animales salvajes, afirma que millones de personas, especialmente en zonas de bajos ingresos, necesitan ese tipo de animales y el dinero que ganan en ese tipo de mercados: “nos veremos obligados a cambiar algo, porque el costo de la transmisión de enfermedades de animales salvajes será mucho mayor que los beneficios económicos de nuestra explotación medioambiental”.

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