Feminicidios en la Ciudad de México: entre el populismo punitivo y la sordera legislativa

Proponer, escuchar, conciliar y construir espacios de neutralidad partidaria son algunas de las expresiones de la política, y más cuando se trata de temas delicados como los feminicidios.

Se han visto acompañados en los vientos que hoy marcan direcciones populistas, casos alarmantes y atroces de violencia contra la mujer en la Ciudad de México, situación que demanda un alto grado de sensibilidad y de soluciones concretas para darle respuesta a una crisis que va más allá de lo jurídico.

Ante la crisis severa de feminicidios, muchos legisladores locales de esta ciudad han propuesto aumentar las penas y el catálogo de delitos (populismo punitivo) como factible solución. Sin embargo, la respuesta no es tan sencilla, pues con esa medida no se atienden las problemática sociales, económicas y jurídicas de fondo, y que van más allá de legislar a golpeteos mediáticos.

Y es que la tipificación del feminicidio como un delito no reduce los feminicidios. Tampoco lo hace el aumento de penas para este delito. La tipificación del feminicidio sigue un objetivo distinto: el de visibilizar el hecho y castigarlo penalmente como tal. Esa medida por sí sola no arregla una problemática multidimensional, que insisto, va más allá de lo jurídico.

En esta severa crisis de seguridad, la sordera legislativa del grupo mayoritario del Congreso de la Ciudad de México ha impedido muchas propuestas urgentes para la solución a este y otros problemas que aquejan a la ciudadanía, por ejemplo:

  1. No calificaron como de urgente y obvia resolución solicitar la compra urgente de medicinas.
  2. Tampoco fue de urgente resolución conocer los protocolos de actuación de la Guardia Nacional.

Pero sí calificaron como de urgente y obvia resolución mandar a quitar las estatuas de Hernán Cortés y de Cristóbal Colón en la Ciudad. ¿Y las prioridades?

Acto seguido, la bancada de Morena en el Congreso de la Ciudad de México votó en contra para que se llamara a comparecer a la Fiscal General de Justicia de la Ciudad de México, Ernestina Godoy Ramos y al titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, por los recientes feminicidios perpetrados en las alcaldías Tláhuac y Gustavo A. Madero.

Parece ser que no habrá vientos favorables para las y los habitantes de esta ciudad mientras continúe la miopía del populismo punitivo y la sordera legislativa.

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