La inocua culpabilidad o presunción de inocencia

Hace unos días que ha tomado fuerza mediática la noticia de caso de la menor Fátima de Tláhuac. Cuando se comenzaron a realizar las pesquisas para integrar la carpeta de investigación, se comenzaron a mostrar las primeras imágenes y retratos hablados de la posible actora intelectual del secuestro y homicidio (hoy llamado feminicidio por el hecho de tratarse de una fémina). Una vez que ya se tenían identificados a los posibles culpables del delito, se comenzaron a difundir imágenes de los agresores con el rostro difuminado, es decir; tratando de mostrar su lado inocente o tratando de mostrar su rostro completo en el supuesto caso que ellos no sean los culpables del delito. Sin embargo, una vez que se logró su captura, su rostro fue mostrado completo en algunos medios online y televisivos. En este sentido va mi retrospectiva de otros casos similares o que han generado más eco mediático.

Como el caso de Óscar Ándrés Flores Ramírez, alias el “Lunares” de la Unión Tepito, que es detenido y durante su captura y cateo de domicilios de seguridad se encuentran armas de grueso calibre, de uso exclusivo del ejército, diversos tipos de drogas en grandes cantidades, altares de santería con osamentas humanas, es decir; las evidencias suficientes para designarlo como un delincuente y sin embargo aparece en los medios con el rostro difuminado como si quisiera ocultar su culpabilidad o se quisiera mostrar su inocencia.

A caso los impartidores de justicia ya sabrán que saldrán libres o de las torpezas de las fiscalías al integrar la famosa carpeta de investigación, cometan errores y los dejen libres. Los derechos humanos y las legislaciones para quien se modifican o reforman, los delincuentes son quien mejor saben utilizarlas a su favor, los medios e instituciones temerosos de transgredir los derechos humanos de los delincuentes los complacen con no mostrar su rostro bajo las famosas palabras “presuntos delincuentes”, aún cuando los detengan en flagrancia por un hecho delictivo.

El llamarlos delincuentes y mostrar sus rostros bajo la comisión de un delito, no los hace menos ni más culpables, pero si daría oportunidad a reconocer sus rostros por terceros afectados, si los delincuentes transgreden y violan los derechos humanos de otros, como premio los llaman presuntos delincuentes.

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